miércoles, 3 de agosto de 2016

Cuidados higiénicos

El mantenimiento de una correcta higiene personal puede ser fundamental tanto para el mantenimiento de un satisfactorio nivel de salud, como para el mantenimiento de unas satisfactorias relaciones sociales y familiares.
La higiene es una forma de mantenerse sano, a través de la atención a los cambios corporales, al sudor, y a los olores que puede emitir el cuerpo.
Con el mantenimiento de un correcto nivel de higiene, mantendremos el control de los gérmenes que normalmente conviven con nosotros en toda la superficie de la piel y de las mucosas. Con el lavado periódico de las zonas de mayor contacto con el entorno y de las zonas que con mayor frecuencia pueden ser origen de olores o incluso de infecciones, mantendremos el equilibrio de la capa de protección de la piel y los gérmenes que en ella viven.
Por ello, será fundamental para mantener la salud óptima y las relaciones sociales el lavado periódico de todo el cuerpo, prestando especial atención al lavado de las manos, de las zonas con más vello o que con mayor intensidad presentan sudoración y de las zonas más grasas. Por añadido, el lavado de las zonas anal y genital será también fundamental para el cuidado de nuestra salud e higiene personal.
Algunas de las zonas más importantes a la hora de mantener una correcta higiene son:
  • Las manos: las manos son la zona que entra en mayor contacto con el medio, por lo que éstas son las zonas más susceptibles de presentar suciedad y de transmitir infecciones; por ello, el lavado de manos con agua y jabón o con productos especiales será fundamental para el mantenimiento de la salud; se recomienda el lavado de manos varias veces al día, en especial después de toser o estornudar, tras tener contacto con otras personas u objetos y antes de las comidas, al levantarse de la cama y antes de irse a acostar;
  • La boca: el cepillado periódico de los dientes y, en caso necesario, el uso de hilo dental mantendrá las condiciones higiénicas de esta importante zona del cuerpo, manteniendo el correcto equilibrio de gérmenes que debe haber en esta cavidad; esto redundará en un mantenimiento más saludable de la dentición, aumenta las posibilidades de una correcta nutrición y la evitación de malos olores procedentes de la cavidad bucal (halitosis); la recomendación pasa por, al menos, dos cepillados al día;
  • Las orejas: los pabellones auriculares deben también ser tenidos en cuenta para la correcta higiene corporal, a través del lavado del pabellón y las zonas cercanas con agua y jabón. Hay que tener en cuenta que no deben utilizarse bastoncillos ni ningún objeto para ser introducido en el conducto auditivo externo: esto puede introducir el cerumen hacia el interior e incluso lesionar el tímpano; se recomienda el lavado diario de esta zona;
  • Los pies: deben ser periódicamente lavados y posteriormente secados con atención, en especial las zonas interdigitales; con ello, disminuirá la posibilidad de malos olores y la frecuencia de infecciones; se recomienda el lavado diario de esta zona;
  • La cara y la zona del cuello: deben ser lavados periódicamente con agua y jabón para eliminar la suciedad y la grasa sobrante, disminuyendo la posibilidad de infecciones; se recomienda el lavado de esta zona, dos veces al día;
  • La zona genital: por sus características especiales esta zona es susceptible de padecer con mayor frecuencia infecciones y patologías derivadas; por ello, el cuidado de la zona anal y genital debe ser cuidadosa, a través de un único lavado con agua y jabón diario, y enjuagues con agua tantas veces al día como sea necesario;
  • El cuero cabelludo: para evitar patologías de esta zona, en general cubierta de pelo y con gran cantidad de glándulas sudoríparas, se recomiendan los lavados con agua y jabón diarios;
  • El cuerpo y los lugares que mayor producción de sudor presentan: el lavado periódico con agua y jabón y el uso de desodorantes reducirán la presencia de olores corporales; se recomienda la higiene corporal a través de una ducha o baño completo diarios.
Como ayuda al lavado de todas las zonas del cuerpo, será importante también el cambio y el lavado periódico de la ropa y el uso de prendas de ropa y vestidos limpios y adecuados a las circunstancias del entorno.
Sin embargo, el exceso de lavado puede ser perjudicial en todas las zonas del cuerpo: la pérdida excesiva del manto graso de la piel y la eliminación de todos los gérmenes tanto de la piel como de las mucosas predispone a la aparición de lesiones e infecciones que pueden llegar a ser graves y de difícil control. El abandono de hábitos que aumenten el olor corporal (tabaquismo, ingestión de algunos alimentos, etc.) reducirán también los malos olores que puede emitir el cuerpo humano.
Por ello, la recomendación será el mantenimiento de una higiene corporal diaria, sin que ésta llegue a ser excesiva.
Las recomendaciones de mantener una buena higiene corporal diaria han demostrado ser origen de la reducción de gran cantidad de patologías cutáneas y generales, en especial de origen infeccioso, y la reducción de malos olores corporales que redundan en una mayor capacidad de relación social de la persona. Por ello, el mantenimiento de una correcta higiene corporal redundará en una mejor salud física y una mejor adaptación social y familiar de la persona.

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